Podría definirse la electroestimulación erótica como el conjunto de técnicas que utilizan
impulsos eléctricos de distintas frecuencias, amplitudes e intensidades para conseguir la
excitación sexual mediante la estimulación de nervios y contracciones musculares. Estas
técnicas, aunque compartan sus raíces con la electrotortura, son antagónicas a ella a
pesar de que puedan llegar a confundirse sus fronteras. Si en la última se usa la
electricidad para causar dolor, en la electroestimulación aprovechamos esas mismas
bases para, a través de los millones de terminaciones de nuestro complejo sistema
nervioso, hacer llegar unos impulsos placenteros a nuestro principal órgano sexual, el
cerebro, que los “traducirá” como estímulos agradables, mas o menos intensos, de
determinadas partes del cuerpo -no necesariamente han de ser los genitales-. En
definitiva, usamos la electricidad para engañar al cerebro, que creerá que están pasando
cosas que, en realidad, no están sucediendo, pero reaccionará frente a ellas.
En este artículo trataré solo la electroestimulación de baja frecuencia y bajo voltaje, es
decir, dejaré de lado a las famosas “violet wand” (varitas violeta), que ya fueron objeto
de otro artículo (Cuaderno Nº 11)1
y a los “prods” (varas o porras para ganado) que no
considero dentro de la electroestimulación.
Antes de entrar propiamente en materia entiendo necesario hacer algunos apuntes sobre
la seguridad en estas prácticas:
- Hasta que no se dominen las técnicas de electroestimulación y se tengan
conocimientos sobre como se comporta la electricidad en nuestro cuerpo es totalmente
desaconsejable usar estas técnicas por encima de la cintura y hemos de considerar
absolutamente prohibido usarlas sobre corazón (y entorno), cabeza, cuello y riñones.
Tampoco hay que olvidar que, dado que los electrodos se aplican, en principio, por
pares –aunque hay particularidades como el trifásico- en que uno es el positivo y el otro
el negativo, la electricidad siempre tenderá a viajar de un polo a otro en línea recta. Esa
línea recta imaginaria nunca debe pasar por los órganos antes dichos. Un claro ejemplo
de lo que NO se debe hacer es poner electrodos en los costados a la altura del corazón.
- Debemos descartar, salvo que se tenga conocimientos suficientes, el fabricar
nosotros mismos las fuentes de alimentación, como las “Davey Box” o “stereostim” tan
extendidas en USA, pues si lo hacemos para ahorrar dinero podríamos tener que gastar más en hospitales. Por tanto, cualquier no iniciado en esta práctica debería empezar con
los electroestimuladores comerciales de los que hablaré después con más detalle.
- Respecto a la fabricación de electrodos a usar con las fuentes de alimentación,
aunque no es algo tan crítico como lo anterior, recomendaría mucha cautela respecto a
dos cuestiones:
o La primera es el material con que lo fabriquemos pues, sobre todo, los
destinados al uso interno (vaginal, anal, uretral…) no deben construirse con
materiales que se degraden, deformen, o de, cualquier manera, vean alteradas sus
propiedades por temperaturas inferiores a 50º C ni contener ningún elemento
tóxico que pudiera entrar en contacto con las mucosas, como son determinados
tipos de pegamentos, soldaduras, alguno plásticos, metales como el plomo,
níquel, zinc…, etc. En cuanto a los metales a emplear, y dado que muchas veces
se suele recurrir a emplear piezas de utensilios metálicos de uso común para
fabricar electrodos, debe descartarse el uso de aquellos de aleaciones cuya
composición desconozcamos salvo que el utensilio en cuestión esté destinado a
un uso alimentario y haya obtenido tal calificación (food grade –grado
alimentario-) en cuyo caso, aunque desconozcamos la composición de la
aleación, las autoridades administrativas nos están “asegurando” su no toxicidad.
o Tamaño del electrodo y, sobre todo, la superficie de contacto con el
cuerpo pues si son muy reducidas concentrarán demasiado la intensidad de los
impulsos pudiendo llegar a producir efectos no deseados (aunque esto siempre es
controlable con la intensidad de la fuente de alimentación). Huelga decir que,
bajo ningún concepto los electrodos deberán tener ningún elemento cortante.
Respecto a la sensación que produce la electricidad ha de tenerse en cuenta que es
radicalmente distinta a las de otras prácticas y, mas por lo desconocido de la sensación
que por lo impactante, suele generar una tensión sobre la persona que la recibe. Por ello,
es aconsejable tranquilizar a la persona antes de comenzar, que se le expliquen las
sensaciones que va a experimentar, se empiece por aplicar la electricidad en las piernas
o glúteos y se vaya subiendo la intensidad muy poco a poco hasta que el sujeto receptor
se encuentre cómodo con las sensaciones, pues insisto en que el objetivo de estas
técnicas es el de producir placer y no sensaciones desagradables. De que lo hagamos
bien o mal la primera vez dependerá que quién recibe la electroestimulación se aficione
incondicionalmente a ella o la rehúya de por vida alegando que es lo mas parecido a
meter los dedos en un enchufe –algo que nada tiene que ver con esto-.
En resumen, si nos adentramos en el mundo de la electroestimulación queriendo
aprender a dar placer con ella, usando los equipos correctos y observando las lógicas
normas de seguridad, descubriremos un mundo de casi infinitas posibilidades en el que
una sesión de electro será un premio y no un castigo, y para iniciarnos podemos optar
por los electroestimuladores fabricados al efecto por las mas que conocidas marcas que
los comercializan (Erostek, Folsom, P.E.S., E-Stim, etc) o bien por la solución mas
económica –y que recomiendo- que es usar un T.E.N.S. (transcutaneous electrical nerve stimulator = estimulador eléctrico transcutáneo de los nervios) o un T.E.N.S./E.M.S
(electrical muscle stimulator = estimulador eléctrico muscular), ambos usados en
fisioterapia y que, básicamente, vienen a ser lo mismo que los de baja y media gama de
las marcas “especializadas” pero su precio es bastante inferior.
Igualmente, es aconsejable que las fuentes de alimentación dispongan de un sistema que
permita la rápida interrupción de la alimentación eléctrica por si se produjera cualquier
imprevisto. Por ello, lo mejor es que tengan los controles de intensidad con reguladores
de "ruedecitas" en lugar de botones de subida y bajada ya que, de necesitar desconectar
la corriente el sistema de "rueda" permite hacerlo casi instantáneamente.
El T.E.N.S. ó T.E.N.S./E.M.S de iniciación deberá contar con, al menos, 2 canales y
estas características:
Intensidad: Variable y no inferior a 80 mAh de máxima
Frecuencia: Variable entre, al menos, 2-150Hz
Amplitud: Variable entre, al menos, 50-250 µS
Igualmente, deberá tener un mínimo de 3 modos de funcionamiento:
N = Normal (continuo)
M = Modulado (onda sinusoidal)
B = Impulsos (Burst).
Usualmente empleado en BDSM por ser el mas
impactante.
Frente a la sencillez del T.E.N.S. hay equipos que, aunque son fáciles de manejar por
sus muchos programas predefinidos, tienen tal potencial que su coste se dispara y su precio no los hace recomendables para no iniciados salvo que se prevea hacer uso de sus
posibilidades, en cuyo caso, si la economía lo permite, son la mejor opción pues sus
programas predefinidos son solo la punta del iceberg de lo que pueden llegar a ofrecer.
Ahora intentaré explicar de la forma mas gráfica posible como influyen y que
sensaciones producen las medidas y parámetros que se expresan en las especificaciones
técnicas de los T.E.N.S..
La intensidad es la "fuerza" con que se va a sentir la corriente en el cuerpo, es decir,
cuantos mas mAh (miliamperios) mas fuerte se va a sentir.
La frecuencia es la cantidad de veces por segundo que se repite el ciclo completo de la
onda, es decir, que se producen las descargas. A mayor valor más continuas serán.
La amplitud de onda se traduce en que cuanto mas bajo es el valor (mas bajo el número
de µS) mas "a flor de piel" se siente la descarga. Cuando aumentamos el valor, la
descarga se siente con más profundidad, es decir, pasa de ser una sensación cutánea a
sentirse en el músculo. Da la sensación de haber aumentado también la intensidad pero
eso es solo una sensación que, para compensarla, podemos reducir un poco la
intensidad.
Los modos o programas se traducen en lo siguiente:
N (normal): es una sensación constante.
M (modulada): sube y baja (como una ola). La frecuencia que seleccionemos
tiene mucha influencia pues es la cantidad de veces que, por segundo, obtenemos dicha
"ola". Si la frecuencia es muy rápida llegará a ser muy parecido al programa N pues la
sucesión de las “olas” será tan rápida que nos parecerá continua.
B (burst): son descargas "secas" e impactantes. Aquí la frecuencia que
seleccionemos también tiene mucha influencia por los motivos antes explicados.
Imaginemos un par de electrodos en los glúteos y fijemos los siguientes valores:
Programa Normal, intensidad a 35 mAh, Frecuencia a 150 Hz y amplitud a 150 µS:
Notaremos un cosquilleo sobre la piel, una sensación agradable. Al cabo de un rato
notaremos como si la zona estuviera algo insensibilizada.
Si cambiamos el programa a modulado veremos que el cosquilleo va y viene pero en los
picos se siente mas que en el programa N.
Si cambiamos el programa a Burst, la sensación cambiará a pequeños "fustacitos" que
pican un poquito (menos que con una fusta) pero que los glúteos apenas sienten.
Si eso lo repetimos subiendo la amplitud a 250 µS e incrementamos un poco la
intensidad (por ej. a 50 mAh), en el programa N causará como un pellizco constante en
el músculo, en el M ese pellizco es de "aprieta-suelta" y en el B se asemeja mas a
pequeños pinchazos que hacen contraerse al músculo y los glúteos se moverán
involuntariamente. Si bajamos la frecuencia hará que, en el programa M el apriete y la
suelta del "pellizco" sea mas largo y que en el B los pinchazos sean mas distanciados.
Si, además, subimos la intensidad conseguiremos que la sensación sea más fuerte (mas
intensa).
Similares efectos se pueden conseguir, por ejemplo, en el interior de una vagina donde,
como es obvio, no podemos adherir los típicos parches de fisioterapia y tendremos que
usar, o bien goma conductora como la que se ve en las fotografías anteriores y que
permite su uso intra-vaginal o intra-anal, o bien electrodos específicos para ello.
Una recomendación antes de experimentar: Los electrodos, sean del tipo que sean,
deben estar fijados al cuerpo antes de conectar el T.E.N.S. y una vez conectemos el
T.E.N.S. hay que ir subiendo poco a poco la intensidad hasta que se dominen bien las
técnicas. Es aconsejable el uso de gel conductor de electricidad para evitar los llamados
“puntos calientes” pero jamás se debe usar dicho gel cuando los electrodos estén en
contacto con mucosas (vagina, ano, etc).
Electroestimulación avanzada.
Una vez dominemos las técnicas básicas podemos empezar a ampliar horizontes hasta
donde llegue nuestra imaginación, bien sea con alternancia de placer y dolor (para
quienes disfruten de ello) o bien con sensaciones absolutamente desconcertantes pero
muy placenteras como es el convertir ondas de audio en estímulos eléctricos, la técnica
de la electroestimulación trifásica, etc.
Respecto a la electroestimulación basada en audio, y dada la gran especialidad de ésta,
la cual, S.E.U.O., está limitada a dos electroestimuladores existentes en el mercado, solo
destacaré de ella que ofrece grandes posibilidades ya que, mediante la reproducción de
los archivos .mp3, o los mas específicos .eis o .elk, se consigue que el ritmo de la
electroestimulación esté variando constantemente haciendo que las sensaciones sean
siempre “inesperadas” y distintas.
Sin embargo, entiendo de especial interés la técnica trifásica, también conocida como
Ghost fucking (follada fantasma) que consiste en unir los negativos de los dos canales.
Así, la corriente del negativo (doble) tiene un efecto de “eco” y saldrá hacia los
positivos al tiempo con una diferencia de milisegundos. Eso produce un efecto espacial
que hace que la electricidad parezca moverse y además se siente donde no hay
electrodo.
Esa misma técnica, pero en audio, ya se usaba por allá por los años 80 en aquellos
radiocasetes portátiles que tenían las opciones de mono, estéreo y espacial. Bien, ese
espacial, que sonaba como si los altavoces estuvieran a 5 ó 10 metros el uno del otro se
conseguía mediante el retraso de uno o dos milisegundos de un canal sobre otro. Esta
técnica funciona exactamente igual y da una sensación de “espacial” a la electricidad.
Para ello unimos los negativos con un cable en “Y” o, si no tenemos, basta con unir
ambos polos con una pinza (a ser posible metálica). Conectamos los dos negativos al
mismo electrodo y cada positivo a un electrodo distinto.
También podemos conectar los dos positivos a un accesorio intravaginal o intra-anal y
el negativo a un punto desde el que queramos que parta la electricidad. Un ejemplo
podría ser coger los negativos a un gancho anal o a un electrodo (o dos) sobre el clítoris
y los dos positivos al interior de la vagina mediante un plug de electroestimulación.
Hay que tener en cuenta dos cosas:
Para que se consiga el efecto trifásico los canales han de estar equilibrados, es decir si
uno está en intensidad 6 y otro en 2, obviamente se sentirá en el que está en 6 y el del 2
parecerá que no está ni conectado. Hay que equilibrarlos para “confundir” al cerebro.
Que el electrodo que recibe a los dos negativos va a tener más intensidad que cada
positivo por separado y, por eso, muchas veces se siente mucho mas en el negativo que
en los positivos, focalizando la sensación. Para evitar esto podemos usar un electrodo
más grande para el negativo y dos más pequeños para los positivos. Así se equilibra la
sensación. Otra opción es, ya que tenemos mezcladas las ondas en los negativos
mediante esa conexión en Y, la volvemos a desdoblar con otro cable en Y (con una
hembra y dos machos –como se vio en la fotografía anterior-) y la convertimos otra vez
en dos negativos pero que ahora llevarán exactamente la misma señal al mismo tiempo,
dándonos aún mas posibilidades de experimentar engañando al cerebro del “sujeto
receptor”.
Tras esta breve explicación sobre la electroestimulación en trifásico quizás pueda
entenderse mejor las ventajas y las posibilidades que ofrece un dildo con tres o cuatro
polos.
Desde estas líneas os invito y animo a que, siempre con sentido común y con ganas de
dar placer, dejéis a un lado los posibles miedos cervales por asociar la
electroestimulación con meter los dedos en un enchufe (que repito, nada tiene que ver) y
os adentréis en este mundo de una forma pausada y, una vez dominadas las técnicas
básicas y observando los elementales principios de seguridad, exploréis sus casi
infinitas posibilidades.
Cuaderno BDSM 18
lunes, 18 de mayo de 2015
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