DIVERSIDAD

Durante demasiado tiempo la sexualidad BDSM ha permanecido en las sombras.

Durante demasiado tiempo aquellas personas que la practicamos, en cualquiera de sus vertientes y modos, hemos permanecido escondidas, reticentes a mostrarnos abiertamente a una sociedad que nos teme porque nos desconoce y tiene prejuicios, y porque en general cualquier forma diferente en la que la

sexualidad nos atraviese es vista con temor.

Somos perseguidos por el Estado,que no nos permite tener lugares específicos en los que ejercer nuestra sexualidad e identidad. Somos patologizados por el establishment psicológico y psiquiátrico, que nos cataloga como gente enferma,tal y como otras orientaciones e identidades lo fueron o todavía lo son.Somos marginados por la sociedad y hasta por sectores de la comunidad LGBT, sólo por ser lo que somos.

En otras palabras: en nuestra cultura la sexualidad BDSM es negada,invisibilizada y estigmatizada.Esto tiene, entre otras consecuencias,una que nos dificulta el accionar: ni siquiera tenemos conciencia de pertenecer al colectivo al

que pertenecemos, lo que nos impide pelear por nuestros derechos y reivindicaciones.Enefecto,la programación social nos hace no vernos como una identidad con características propias.Pero como tenemos una noción inevitable de nuestro deseo y la fuerza de ejercerlo contra viento y marea, hemos decidido decir basta: basta a las sombras, basta al miedo, basta a la ignorancia.

La sexualidad BDSM es ejercida por gente adulta que negocia límites y presta un consenso que puede ser retirado en cualquier momento, por consiguiente no es una sexualidad violenta. Reconoce el valor intrínseco de las personas sin importar su identidad ni orientación sexual, que negocian ese consenso en un plano de igualdad, por lo que no es machista.Es practicada por personas de todas las identidades y orientaciones;no es heteronormada.En su multiplicidad de relaciones se puede encontrar gente monogámica,no-monogámica y poliamorosa.No es racista ni favorece a ningún credo ni ideología partidaria.

Cualquier persona puede, entonces, identificarse con y practicar la sexualidad BDSM si así lo siente.

Queremos remarcar la idea del consenso para terminar de una vez por todas de refutar la principal de las acusaciones que se nos achacan: la violencia. El consenso dado libremente y sin coacciones es la base fundamental de la sexualidad BDSM, sobre la que se erigen sus prácticas y costumbres.Por eso

declaramos: si no hay consenso,no hay BDSM. Si hay BDSM,no hay violencia.

Las prácticas que componen la manifestación de nuestro deseo no son nuevas:han sido documentadas a lo largo de la historia, porque son inherentes a las necesidades del ser humano. Pero a veces se proyectan sombras que artificialmente quieren determinar,de modos variados según la época, qué sentires son más válidos que otros.

Hoy, las, los y les practicantes del BDSM salimos a la luz. Siguiendo el camino ya trazado con mucha lucha y esfuerzo por otras identidades y orientaciones, que nos han mostrado que con determinación, coraje y trabajo se pueden cambiar

condiciones inaceptables de existencia, nos hacemos presentes para declararle a la sociedad que vamos a pelear por nuestros derechos y por el libre ejercicio de nuestro placer y sexualidad, que es uno de los derechos básicos de la dignidad humana.

Así, convocamos a todas aquellas personas que identifiquen con estos sentires, más allá del espacio que ocupe el BDSM en su vida, a que se sumen a la labor que llevamos a cabo desde Consensuar: la difusión y educación acerca del BDSM del público general, así como dentro de la comunidad LGBTIQ y del mismo colectivo BDSM.