jueves, 1 de enero de 2015

Me gustaría escribir sobre un tema muy posteado en todos los foros sobre bdsm que he leído, con opiniones tan encontradas y diversas como personas las han escrito. Me gustaría escribir sobre las personas emparejadas y el bdsm. Pero no sobre participantes del juego emparejados entre sí, que ese es otro tema, sino sobre las que teniendo una pareja fija “vainilla” tienen o buscan tener una relación bdsm aparte de esa pareja. De pronto descubres el bdsm, lees algún libro o artículo de revista, ves alguna película, navegas por internet... y te das cuenta que aquello que lees te gusta, te excita, o simplemente te llama la atención y empiezas a buscar información. Normalmente no se lo cuentas a nadie, por que al fin y al cabo eso de pegar, humillar o ejercer un rol dominante o sumiso con la pareja esta muy mal visto en estos tiempos. Ahora lo que impera, y todos estamos de acuerdo en esto, es la igualdad, la no-diferenciación de género. Lees, te informas, hablas con personas que están metidas en el tema y decides probar. Pero ya tienes pareja. Decides no contárselo. Las razones pueden ser miles, la más escuchada es la famosa: “yo lo /la conozco y no lo entendería”. Quizá esta sea la menos razonable. No se puede conocer la opinión de una persona sobre un tema que desconoce. Por otra parte, no contarlo, es muy poco comprometido. Una forma de evitar ser juzgado, acusado o condenado por la persona con la que se ha decidido compartir la vida. Quizá sea un poco cobarde, pero es una decisión personal. ¿Se puede llevar una doble vida? Por que no, muchas personas lo hacen, algunas son felices, otras lo levan lo mejor que pueden y otras lo pasan mal, tienen dudas o conflictos internos. Depende y mucho de la persona. No entrare a valorar si es correcto o incorrecto. Lo que está claro es que hay que valorar como se quiere vivir la vida y actuar en consecuencia. Intentar ser feliz en la medida de lo posible. Otra posibilidad es que se lo cuentes.

Desde luego hay personas muy brutas: “Oye cariño, que esta noche, que te parece si en vez de hacer el amor como siempre me atas (te ato) a la cama y me das (o te doy) unos golpes con esta fusta tan mona que he comprado”... En fin, bromas aparte, lo normal es que se haga poco a poco, un día le compras un libro que hable del tema, (Nueve semanas y media es un título perfecto, la gente piensa en la película y cree que el libro será algo así, erótico y algo subido de tono, cuando en realidad es una relación de D/s. Y bastante fuerte, por cierto.) O alquilas alguna peli con escenas D/s, (Las edades de Lulú tiene algunas escenas que a mí, personalmente, me abrieron los ojos y por supuesto la mente.) Y le haces comentarios inocentes, “que erótica esta escena, ¿no te gustaría probar? “ Y observas sus reacciones. Que reacciona bien, pues insistes más en el tema, una cena y una conversación hablándole de lo que últimamente has descubierto y deseas probar. En una pareja abierta de mente, donde los gustos sexuales y fantasías se hablan y comparten, donde reina la confianza, donde el probar cosas nuevas no supone un tabú, no tiene por que ser algo extraño que este tipo de practicas acaben por formar parte de la pareja. La forma e intensidad dependerá de ambas partes, pero teniendo una buena comunicación, siendo sinceros el uno con el otro, se puede llegar a un consenso, que, no lo olvidemos, es uno de los pilares del bdsm. Pero supongamos que no reacciona bien. Que una relación de desigualdad no es su ideal de relación, que no le gusten los juegos sexuales “diferentes”, que lo vea como una aberración o que simplemente no le apetezca en absoluto por la razón que sea. Aquí ya entramos en terreno pantanoso, la realidad es que, si uno de los compromisos con tu pareja es la sinceridad, la fidelidad o cualquier otro y tu decisión es seguir y no contárselo estas rompiendo cualquiera de esos compromisos. O todos. Generalmente, cuando alguien le es infiel, de manera vainilla a su pareja, suele ser algo que surge, no premeditado. Pero en el caso del bdsm esto no es así. No es fácil encontrar pareja, ya seas Dominante o sumiso. La cosa pasa por un periodo de aproximación, conocimiento mutuo y finalmente aceptación de la otra persona. Suele ser un proceso con una larga búsqueda, aquí no vale el “aquí té pillo aquí te mato”. Puedes engañarte a ti mismo y encontrar justificaciones que, además, corroboraran un montón de personas en tu misma situación, pero siendo sincero con uno mismo, sabes que estas siendo infiel a tu pareja, que estas engañándola o como mínimo, ocultándole algo que es importante para ti. También sabes que seria motivo de ruptura. Bajo mi prisma, la mejor opción siempre ha sido la sinceridad, pero claro yo no estoy en esa situación. Los compromisos pueden ser infinitos, desde hijos en común hasta hipotecas, pasando por el prestigio social o económico. Incluso la comodidad de vivir en compañía. Todos igual de validos. Pero lo cierto es que en esa vida té falta algo que deseas buscar. Con tu pareja o sin ella. Hay un caso del que no he hablado. ¿Qué pasa si conoces tus gustos antes de haber conocido a tu pareja y aun así no le has contado nada? 

Y en esté caso, solo mi apreciación muy personal, creo que no hablarle de esto a la persona que estas conociendo, con la que te apetece tener una relación es, siendo muy suave, de tontos. Podría compararse como ocultarle que odias el sexo. O que eres impotente o frígida. O que te excita la lencería cuando ella o él son incondicionales de las prendas de algodón. No sé, pienso que ocultar desde el principio unos gustos o inclinaciones a la otra persona es cimentar una relación sobre pilares falsos. ¿Soluciones? Las que cada uno quiera darse. En esto, como en todo, dependerá de cada persona. No hay una solución universal. Puedes llevar una doble vida si tu ética te lo permite. Puedes llevar una relación bdsm paralela a tu relación de pareja, con el conocimiento o aceptación de esta. Puedes convertir tu relación actual en una relación bdsm (con tiempo y paciencia, por supuesto.) O puedes olvidarte del tema. Ninguna de las opciones es fácil. Quizá la mejor es vivirlo con tu pareja. O buscar una pareja que sienta como tú. Pero las circunstancias son como son y lo cierto es que cada persona es un mundo. Solo nosotros podemos hacerlo de la forma que mejor nos convenga a nosotros mismos.

CBDSM1
 M. Leo 23 de noviembre de 2006  

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